Clase: Golpe de Estado de octubre de 1979



El 15 de octubre de 1979, un golpe encabezado por el autodenominado movimiento de la Juventud Militar derrocó al presidente salvadoreño en turno, el general Carlos Humberto Romero (1977-1979), poniendo fin a 17 años de gobierno del conservador Partido de Conciliación Nacional (PCN). 

Las organizaciones de masas habían ocupado prácticamente las calles, y eran enfrentadas con ataques directos de la Guardia Nacional y el Ejército. Los grupos guerrilleros actuaban en la ciudad y en el campo cada vez con mayor desenvoltura, y se dedicaron no sólo al combate contra los cuerpos de seguridad, sino también al exterminio de los miembros de la Organización Democrática Nacionalista (ORDEN), agrupación de masas creada por el gobierno a principios de los sesenta, que en ese momento cumplía tareas paramilitares o de denuncia de militantes de la izquierda. 

Un movimiento de oficiales jóvenes, dirigido por dos coroneles y un comandante, dieron ayer un golpe de Estado incruento en la República centroamericana de El Salvador, derrocando al general Carlos Humberto Romero, elegido presidente en 1977, informó la agencia Efe. Romero ha abandonado el país con su familia, a bordo de un avión guatemalteco, y podría dirigirse a Estados Unidos. Se espera que sea sustituido por una junta militar que representaría al ala joven del Ejército. El golpe fue dado desde el cuartel de San Carlos, la principal instalación militar.
Los siguientes gobiernos de turno se preocuparon por el mantenimiento del sistema, atenuando los reclamos populares con concesiones parciales de tierras y facilidades de créditos, y favoreciendo la intervención del estado en la vida económica y social con políticas de programas que atendían a las necesidades básicas en forma elemental. Un 'estado benefactor' se transformó en el principal empleador del país. Hacia mediados del siglo, la extrema variabilidad de los precios internacionales del café, y el surgimiento de fuertes competidores no tradicionales en este comercio, obligó a buscar nuevas fuentes de ingresos para la oligarquía terrateniente y para el estado. Al mismo tiempo, los rendimientos cada vez menores de la actividad agrícola, unidos a la cada vez más escasa disponibilidad de tierras, por la creciente densidad de población, obligaron a buscar en los países vecinos, como Honduras o Guatemala, los productos básicos que antes se producían en el país. El Salvador terminó comprando incluso frijoles y maíz.

Sin embargo, para mantenerse como clase gobernante, el ejército y su aparato político, tuvo que recurrir a constantes y escandalosos fraudes electorales y desatar una permanente represión. Para citar los fraudes más emblemáticos, nos remitimos a lo ocurrido en los comicios de 1972 y 1977, donde el partido oficial PCN, se valió hasta de los mismos “cuerpos de seguridad”, para obtener sus ilegales resultados. En ambos casos, el triunfo electoral fue robado a la oposición, representada por la Unión Nacional Opositora (UNO), integrada por el Partido Demócrata Cristiano (PDC), el Movimiento Nacional Revolucionario (MNR) y la Unión Democrática Nacionalista (UDN). Por otra parte, un sector de izquierda, había optado ya por la vía armada, tal es el caso del aparecimiento de las Fuerzas Populares de Liberación “Farabundo Martí” (FPL) en 1970, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) en 1972 y las Fuerzas Armadas de la Resistencia Nacional en 1975.


El general Martínez detentó el poder en forma autoritaria y paternalista por una década y media, hasta que un movimiento popular provocó su salida del poder, abruptamente, en 1944. El General Maximiliano Hernández Martínez llegó al poder aprovechándose del golpe de Estado contra Arturo Araujo en 1931 pero solo se consolidó con la derrota de la revolución. La masacre de 30 mil trabajadores en 1932 tenía el objetivo no solo de derrotar la insurrección sino también dar una lección a las masas para que la revolución no levantara cabeza durante décadas y eso hubiera sido así en cualquier otro país pero las enormes tradiciones revolucionarias en El Salvador, la incapacidad del capitalismo para dar estabilidad y los excesos cometidos por el gobierno militar hicieron que en un lapso de tan solo 12 años se diera un nuevo proceso revolucionario que de haber triunfado en su totalidad podría haber ahorrado decenas de miles de mártires.

Lo sorprendente de la huelga de 1944 es que las masas dieron una heroica demostración de lucha revolucionaria sin contar con una dirección. El movimiento estudiantil salvadoreño tiene enormes tradiciones revolucionarias, a diferencia de aquellos estudiantes que hoy piensan que se es sumamente revolucionario encapucharse y hacer una acción aislada de los trabajadores y el resto de estudiantes, en 1944 se mostró cual es el verdadero camino a seguir: vincularse a la clase obrera con sus métodos en las movilizaciones de masas.

La “revolución” de abril abrió el camino para una verdadera revolución. La idea de derrocar a Martínez se incrustó en la mente de las masas, los estudiantes iniciaron la agitación y llamaron a una “Huelga general de brazos caídos” este es el nombre como se conoce a los acontecimientos revolucionarios de mayo de 1944 pero no es del todo correcto. Este llamado fue muy tímido para las contundentes acciones que impulsarían las masas. La huelga iniciada el 2 de mayo comienza en las universidades y de manera irresistible se extiende a las fábricas. En un artículo escrito por Luis E. Saavedra se describe así la situación:

“Y se inició la huelga de mayo. Y los estudiantes universitarios… y los colegios particulares… y las escuelas oficiales se fueron a la huelga. Y se fue a la huelga el comercio… luego las fábricas, toda la industria se fue a la huelga, después lo hicieron los empleados bancarios, los hospitales y las generosas mujeres de los mercados… Y se paralizó el servicio de ferrocarriles, el servicio de buses urbanos y luego el interurbano… y se fueron a la huelga todos los empleados públicos del país…” .



Todo esto dependió de los golpes que surgieron en nuestro país y ocasionaron estos problemas sociales, económicos y políticos.

A principios de diciembre de 1979, el grupo afín a la concepción original del golpe emplazó a los militares y exigió saber por qué no se cumplía la proclama de las Fuerzas Armadas. El 25 de diciembre de 1979, en Casa Presidencial, “hubo un insulto a todo el gabinete” de la primera Junta de Gobierno, dijo Guerra y Guerra.  


Por las consecuencias de la guerra surgieron personas desaparecidas y personas que migraron por un sueño americano para sacar adelante el resto de su familia, y otros se fueron con toda su familia para Guatemala, Honduras, México hasta Estados Unidos y países de Asia.

(ALVAREZ, 2020)


En la década de 1970, surgieron muchas movilizaciones clandestinas con la finalidad de protestas, estas mismas alcanzaron una cantidad enorme de atrayentes que ponían en peligro la estabilidad que tenia el sistema nacional. 
También surgieron los grupos guerrilleros que se dirijan mayormente a canalizar el descontento que les provocaban las acciones generadas en el país, ellos con tal de desapegarse de este descontento se alejaban en las zonas rurales, montañosas, alejadas de la capital, como en los departamentos de Chalatenango, Morazan y limítrofes con Honduras.

Monseñor Romero
El siempre trato de presentar la realidad nacional, a través de sus cartas pastorales como en sus homilías de las misas de los domingos, convirtiéndose así en un dialogo constante sobre la Historia de la realidad, política, social, económica, cultural que agradaba mucho a sus oyentes, por no ocultar bajo un manto la realidad.
La cuarta carta pastoral titulada "Misión de la Iglesia en Medio a la Crisis que Vive el País", del 6 de agosto de 1979, interpone muchas realidad afrontadas en el país que en su momento quisieron ser ocultas, ante las distintas crisis políticas padecidas en el país en esos tiempos. 



¿Pero porque en enfoque a estos cargos?
Porque cada uno violento la dignidad y vida de las personas, dejándolas en un momento como seres obsoletos solo recibidores del golpe habido, en donde se violentaron los derechos humanos, la administración publica y la justicia fue corrompida llegando a ser corrupta, también creo desastres económicos que como nación de por si costaba sobresalir de una crisis ahora un desastre económico en donde se debe de recuperar una gran parte de la que sostiene al país, la institución armada fue desprestigiada por tales puntos de avalanchas contra los propiciadores del golpe de estado. 



Según a juicio de Romero, el golpe de estado ya estaba justificado porque en donde se justifica en la Constitución Nacional y en la Doctrina Social de la Iglesia.
En El Salvador las condiciones para una insurrección ya estaban, pero la iglesia no es la que va decidir cuando, como, ni donde esta se va dar, la iglesia solamente esta para inculcar el principio teológico, no para el manipulo de las personas, los expertos políticos son aquellos que pueden pueden manipular la insurrección porque consideran que la iglesia no lo puede hacer, mientras que esta insurrección fue legitima por que se hizo cuando fue necesaria.


Romero en su homilía del 21 de octubre de 1979 dio a entender y a conocer, que la confianza estaba puesta para el nuevo gobierno, pero que igualmente el no era quien para juzgar, pero si el pueblo, porque a raíz de las acciones que el gobierno tuviera con la población se juzgarían o se aceptarían su eficiencia como representastes del pueblo.

(PEÑATE, 2020)





 

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